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El Reglamento Europeo de Servicios Digitales (conocido comúnmente como “DSA”) regula la prestación de los denominados “servicios intermediarios”, es decir de infraestructuras de red, de memoria caché, de alojamiento de datos y de plataformas en línea.
Los objetivos principales de esta norma son, por un lado, tanto prevenir actividades ilegales y perjudiciales en internet y la difusión de la desinformación como garantizar la seguridad de los usuarios y crear un entorno digital más seguro, transparente y predecible para ciudadanos y empresas, así como proteger los derechos fundamentales; por otro, establecer unas condiciones óptimas de competencia equitativas que fomenten la innovación, el crecimiento y la competitividad, tanto en el mercado único europeo como a escala mundial.
El DSA ya era aplicable, desde noviembre de 2023, a las “plataformas en línea de muy gran tamaño” y los “motores de búsqueda en línea de muy gran tamaño”. Desde el 17 de febrero de 2024 también es aplicable a todos los prestadores de esta clase de “servicios intermediarios” independientemente de su tamaño. Por tanto, actualmente, todas estas entidades deberán adaptar su actividad a las nuevas obligaciones, según la naturaleza o tipo de servicio prestado y su dimensión.